Sobre la terapia regresiva y las regresiones

Sobre las regresiones y la terapia regresiva
 
La terapia de Regresiones o terapia regresiva, o incluso la terapia de vidas pasadas es una técnica milenaria, que en la sociedad moderna en la que nos encontramos se utiliza desde hace siglos, en especial desde los últimos 125 años.
 
Esta técnica en sus diferentes variantes ha sido realizada por muy diferentes terapeutas, desde lo más desconocidos, como por ejemplo yo mismo, hasta algunos bastante famosos como Luis Antonio Martínez Pérez, José Luis Cabouli, Aurelio Mejía, Brian Weiss y un largo etcétera. Y a su vez la han recibido clientes de todos los estratos sociales.
 
Muy lejos a lo que algunos se imaginan, no es una técnica para saber qué sucedió en otras vidas, ni nada parecido, y por tanto no es una técnica o terapia para satisfacer el EGO y la curiosidad gatuna acerca de “Quien fui yo en otras vidas” . Nada de todo esto.
 
En principio este tipo de terapia no busca conocer ni saber, sino en último caso, tomar conciencia. Pero incluso tomar conciencia de algo que puede ser irreal pero que nos afecta emocionalmente y por tanto en todos los aspectos de nuestra vida.
 
Normalmente se utiliza dentro de un estado de hipnosis, que se busca que sea lo más profundo posible, para anular tanto como se pueda al EGO y el raciocinio, que solo son una barrera para conocer las profundidades del inconsciente. Una vez en hipnosis se presenta un escenario simbólico que puede ser por ejemplo un jardín, la playa, la montaña, un cine, un tren…lo que queramos siempre y cuando sea adecuado para encontrar emociones.
 
Después y tirando del hilo de esas emociones se va conduciendo al cliente a encontrar dentro de sí qué es aquello que le duele a nivel emocional, es decir cosas tales como el dolor de la pérdida, la tristeza, el miedo, el rencor, la rabia, el resentimiento, la ira, la impotencia, la injusticia… etc. Pero todo ello abordándolo desde el ámbito de la Revivición, es decir, que no buscamos el recuerdo sino volver a vivir algo que estaba totalmente enterrado y olvidado.
 
Cuando se revive y se toma conciencia de la carga emocional, se realiza el proceso de entender, comprender, aceptar y perdonar y esto es lo que realmente cura. En ese momento se libera una gran cantidad de energía emocional enquistada que al liberarse produce un gran alivio y una especie de liberación, una gran liberación.
 
Con ello, y en especial la desaparición de las emociones dolorosas enquistadas desaparecen por arte de magia procesos tales como la ansiedad, la angustia, el miedo, la tristeza, la pesadumbre, la desmotivación, la desgana, la apatía, y un largo etcétera, consiguiendo en ese momento poder introducir una nueva sensación más positiva, como pueda ser la alegría, la ilusión, la esperanza, el bienestar, y sobre todo una nueva manera de funcionar.
 
Lo más curioso de esta terapia es que podemos revivir momentos, que la mayoría de las veces pertenecen a la vida actual, pero en ocasiones, se presentan situaciones, lugares, personas, vivencias que no se conocen de esta vida y por ello se asume que son vidas pasadas. Pero acerca de la certeza de que realmente sean vidas pasadas, la verdad es que no podemos tenerla ya que en la mayoría de las ocasiones no hay medios de ir a comprobarlo.
 
Cabe pensar en muchas ocasiones que todo esto pudiera ser simplemente un producto de nuestra creatividad inconsciente, como si se tratara de un sueño, el cual se puede revivir y se puede tener control de él y a la vez, conseguir un beneficio emocional. Sea como sea lo más importante es que cuando haces una regresión o una terapia regresiva te sientes mejor que antes y esto es lo que importa.
 
Una terapia es una buena terapia cuando después de ella te sientes mejor. ¿Puedes decir lo mismo de todos los métodos terapéuticos o todas las medicinas?
 
La terapia de regresiones o regresiva es una psico-terapia, lo que viene del griego, Psique = mente o alma y terapia = tocar, cuidar por lo que significa Cuidar el alma o tocar la mente, o cualquier combinación que se quiera buscar. A mi me gusta “Tocar el alma”
 
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Miguel Alarcón, Centro Magna

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